
LAS CUATRO “LUCES AMARILLAS” QUE COMPLICAN A LA ARGENTINA EN EL FRENTE EXTERNO
Fecha:01/09/2014 | Revista: Info Pluss | Edición: SET/2014
La caída del precio de la soja y un menor crecimiento de Brasil son algunas de las señales de alerta que se encienden para una economía recesiva. La falta de dólares será una de las principales problemáticas.
Las dificultades de la economía interna de la Argentina se profundizan con el paso de los meses. Una inflación que cerraría el año en torno al 40% anual, recesión, empresas que advierten cada vez más pérdida de rentabilidad y sectores que acusan suspensiones y despidos son los problemas que hoy marcan el ritmo de la economía local. El consumo, que fue por muchos años el motor de la década kirchnerista, sigue enfriándose y no tiene el mismo impulso que antes. Pero más allá de los números preocupantes a nivel doméstico, hay cuatro luces amarillas que en la actualidad complican a la Argentina en el panorama internacional, según un estudio realizado por el economista Dante Sica.
1. La primera “luz amarilla” es el precio de la soja, que se traduce en menos dólares para la economía argentina. El exceso de oferta en Estados Unidos por una buena cosecha empuja los precios a la baja. El contrato más negociado para noviembre cerró en u$s384,61 por tonelada. El economista y CEO de Carta Financiera, Miguel Ángel Boggiano, especificó que la tonelada de soja se vendió en promedio a u$s510 durante el año pasado, y esta baja significaría una “caída de recaudación de u$s2.117 millones para el Estado” si se toman en cuenta las 55 millones de toneladas de cosechas de soja y el 35% de las retenciones a las exportaciones en el caso de este commodity.
2. La perspectiva de crecimiento económico de Brasil continúa baja, y esto afecta a la Argentina, que tiene en el país vecino a
su principal socio comercial. “El mercado prevé una expansión de apenas 0,9% para este año, con una caída de la industria de
1,2%”, especificó Sica, con lo cual ese sector terminará el año en recesión. Un menor crecimiento de Brasil perturbó sobre todo a la industria automotriz. El 51% de los autos que se producen se exportan, y de ese total, nueve de cada 10 autos tienen a la primera economía del Mercosur como destino final, según datos de la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA).
3. La tercera luz amarilla que distingue el economista se centra en el petróleo. “Los conflictos militares en los países productores generan incertidumbre respecto al abastecimiento e impulsan los precios de los energéticos al alza en el corto plazo”, aseguró. Esto repercute directamente en los valores a los que debe importar la Argentina. Por ahora, se presenta como una amenaza más débil. Cuando los Estados Unidos inició los ataques aéreos en Irak el barril de Brent se ubicó por encima de los u$s106, pero luego se desinfló y se ubicó en el umbral de los 100 dólares.
4. El deterioro constante de las exportaciones industriales es la cuarta preocupación en el frente externo. Detrás de este comportamiento se encuentra el aumento de los costos locales, menor demanda de socios como Brasil y restricciones sobre importaciones de insumos y piezas. En los primeros cinco meses del año superaron levemente los u$s9.600 millones y cayeron un 12% respecto al mismo período del año anterior, de acuerdo a datos oficiales. Este valor ubica a las exportaciones de la industria en el nivel más bajo desde 2011 y protagonizan el peor desempeño de la región. Más allá de estos factores, el derrotero de la economía argentina ahora también dependerá del escenario de salida del default “selectivo” desde el 30 de julio. El default “corto” se solucionaría en estos meses a través de negociaciones de bancos privados del exterior –JP Morgan, Citibank, HSBC- con los holdouts. Sin embargo, la merma en el nivel de actividad es “inevitable” y el acuerdo con los fondos buitre no resuelve los desequilibrios. En cambio, un default “largo” se extendería hasta enero de 2015, cuando vence la cláusula RUFO, que contempla que cualquier mejora voluntaria a realizarse sobre ofertas futuras de deuda defaulteada también deberá ser reconocida a los tenedores que entraron en los canjes de 2005 y 2010. Este escenario es más complicado, pues Sica señaló que conllevaría a una mayor caída del PBI, más inflación y un crecimiento de la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el dólar libre, que superó su récord histórico y se vendió a 13,10 pesos en la City. La falta de dólares sigue siendo una encrucijada para un país que está lejos de los mercados y el default da pie a la posibilidad de demandas de tenedores de bonos por casi u$s29.000 millones, que equivale al nivel de reservas internacionales del Banco Central (BCRA). El último informe de FocusEconomics, con las proyecciones de consultoras y bancos, estimó que las reservas finalizarán en u$s25,4 mil millones en 2014, y descenderán hasta los u$s20 mil millones a fines de 2015.
Fuente: Lic. Fernando Castro